LA IGLESIA EN EL AMBITO JUDEOCRISTIANO
El cristianismo surge con una visión universal pero al mismo tiempo con vínculos con el judaísmo. La Iglesia es en su origen, judeocristiana y desarrolla su actividad con fieles judíos. Los "hechos" relatados en el Libro muestran cómo los Apóstoles dieron cumplimiento al programa que el Señor resucitado les fijó antes de su partida: "Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra" . En el Evangelio de Lucas, el ministerio terreno de Jesús comienza en Nazaret (Lc. 4. 16-21) y culmina en Jerusalén con la Pascua del Señor (Lc. 9. 51). Y es precisamente de Jerusalén, de donde el mismo Lucas hace partir la acción evangelizadora de la Iglesia narrada en el libro de los Hechos.
En el año 135 los romanos aplastaron la segunda revuelta judía. Jerusalén fue tomada en asalto, arrasada, y la nación judía dispersada. La Ciudad Santa fue reconstruida a la manera romana y poblada por gentes de origen no judío. A partir de esta fecha o, según escribe el historiador Eusebio, "desde entonces es cuando por primera vez allí la Iglesia de Jerusalén se compuso de gentiles después de los oriundos de la circuncisión, y el primero de los obispos gentiles que los dirigió fue Marcos". Esta afirmación, unida a ciertos intereses partidistas, ha hecho aceptar a la mayoría de los estudiosos la idea de que Jerusalén se había vaciado de cristianos locales a partir del año 70 y hasta el 333 y, por consiguiente, el cristianismo palestino había sido importado de otras partes del imperio.
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